El espíritu en el mundo inmaterial

Tras la muerte, el espíritu es llevado en Presencia de Allah. Si tuvo una vida buena y virtuosa en el mundo y logró la perfección, los ángeles encargados de llevarlo ante la Presencia de Allah lo envuelven en un trozo de tela hecha de raso y lo llevan a través de los cielos y todas las dimensiones internas de la existencia, hasta la Presenciade Allah.

Mientras atraviesan los cielos, los ángeles le dan la bienvenida en cada mansión o estación por la que pasa y preguntan: ¿De quién es este espíritu? ¡Qué hermoso espíritu es! Los ángeles lo transportan para presentarlo con los títulos más hermosos por los que era llamado mientras estaba en el mundo y responden: «Este es el espíritu de alguien que, por ejemplo, rezaba, ayunaba, daba limosnas y soportaba todas clases de agobios por Allah». Finalmente, Allah Todopoderoso le da la bienvenida y luego le ordena a los ángeles: «Llévenlo de vuelta a la sepultura en donde su cuerpo está enterrado, para que responda las preguntas de Munkar y Nakir, los ángeles interrogadores.»

El espíritu de alguien malo es tratado con desdén en todas partes que pasa y es arrojado de vuelta a la sepultura desde la Presenciade Allah Todopoderoso.

Cualquier cosa mala que le suceda al hombre en el mundo es por sus pecados. Si un hombre es un creyente sincero y no puede siempre refrenarse de sus actos pecaminosos, Allah, desde la misericordia por él, permite que algunas desgracias lo golpeen para que pueda ser purificado de los pecados. Allah también puede someterlo a las grandes agonías de la muerte para perdonarle esos pecados aún no perdonados o para promoverlo a los rangos espirituales (más altos), pero toma su espíritu muy suavemente. Si, a pesar de todas las desgracias que le sucedieron en el mundo y las agonías de la muerte que sufrió, como una persona que todavía tiene algunos pecados sin perdonar, sufre alguna clase de castigo en la sepultura y así es liberado del castigo del Infierno.

Además, ya que la sepultura es la primera estación en el viaje hacia la vida eterna en donde todos encontrarán la recompensa de lo que hicieron en el mundo, como una interrogación preliminar, todos son interrogados por dos ángeles sobre sus actos mundanos. Y casi todos, excepto los Profetas, son sometidos a algún sufrimiento.

Como está registrado en los libros fidedignos, Abbas, el tío del Profeta deseaba mucho ver a Omar, el segundo Califa en su sueño después de la muerte de Omar. Sin embargo, fue capaz de verlo sólo seis meses después y entonces le preguntó: « ¿Dónde estuviste hasta hoy?», a lo que Omar respondió: « ¡No me preguntes eso! Acabo de terminar de dar cuenta delos actos de mi vida».   

Sa´d ibn Mu´az estuvo entre los Compañeros más grandes del Profeta, que Allah pueda estar complacido con todos ellos. Cuando murió, el Arcángel Gabriel, la paz sea con él, le dijo al Mensajero de Allah: «¡El Trono Divino tembló por la muerte de Sa´d, oh, Mensajero de Allah!» Innumerables ángeles tomaron parte en su funeral. Sin embargo, el Mensajero habló con asombro: «¡Que la Gloriasea para Allah! ¿Qué le sucederá a los otros si la sepultura aprieta a Sa´d?»

En la sepultura, todos son interrogados por dos ángeles llamados, en las fuentes islámicas, Munkar y Nakir. Preguntan: « ¿Quién es su Señor? ¿Quién es su Profeta? ¿Cuál es su religión, etc.?» Si un hombre fue creyente mientras estaba en el mundo, es decir, si creía en Allah y el Profeta y si eligió la verdadera religión, puede responder las preguntas de los ángeles. De otra manera, no puede. La interrogación continúa con preguntas concernientes a sus actos en el mundo.

La manera en la que el espíritu tiene relaciones con su cuerpo difiere según los mundos en los que está. Mientras que en este mundo el espíritu está limitado dentro de la «prisión» del cuerpo. Si el yo que ordena el mal y los deseos corporales dominan el espíritu, esto inevitablemente resultará el deterioro del espíritu y la sentencia final de la persona. Si, por el contrario, el espíritu puede disciplinar al yo que ordena el mal a través de la creencia, la adoración y la buena conducta, y se libera de la servidumbre de los deseos corporales, se refina, adquiere pureza y es suministrado con cualidades loables. Esto traerá felicidad al espíritu en ambos mundos.

Después del entierro, el espíritu se mantiene esperando en el mundo intermedio, entre este mundo y el Más Allá. Aunque el cuerpo se descomponga y se pudra en la tierra, sus partículas esenciales —llamadas ayb al-zanab en un hadiz, que literalmente significa cóccix—permanecen sin pudrirse. No sabemos exactamente si ayb al-zanab son los genes del hombre. Pero lo que si sabemos es que el espíritu continúa sus relaciones con el cuerpo a través de ayb al-zanab. Esta parte también servirá como base sobre la que Allah volverá a construir o recrear a un hombre en el Día del Juicio Final. Sea esta parte, que es formada de las partículas esenciales o los átomos del cuerpo, o todas sus otras partículas que ya han sido mezcladas en la tierra, Allah las hará convenientes para la vida eterna durante los acontecimientos en el curso de la destrucción final y la reconstrucción del Universo y del hombre o su recreación desde ellos en el Día de la Resurrección.

El mundo intermedio es el reino en donde el espíritu siente el «aliento» de la dicha del Paraíso o el castigo del Infierno. Si un hombre llevó una vida virtuosa en el mundo, sus actos buenos —sus plegarias, recitaciones, actos de caridad, etc. — se aparecerán ante él en el mundo intermedio en la forma de compañeros amistosos. Además, las ventanas hacia las escenas celestiales estarán abiertas para él y, tal y como declara un Hadiz, la sepultura será para él como un jardín fuera de los jardines del Paraíso. Sin embargo, como se señaló arriba, si un hombre todavía tiene pecados sin perdonar— aunque haya sido virtuoso— puede sufrir algún castigo en el mundo intermedio para ser purificado de todos sus pecados y así poder merecer el Paraíso luego de la Resurrección. Si, por el contrario, un hombre fue un no creyente y llevó una vida perversa, sus actos incrédulos y malvados se aparecerán ante él en forma de compañeros maléficos y alimañas de toda clase como escorpiones y víboras. También, las escenas del Infierno se mostrarán ante él y la sepultura será para él como un pozo fuera de los abismos del Infierno.

Mientras estamos vivos en el mundo, es el espíritu el que sufre penas y siente alegrías y felicidad. Aunque el espíritu siente penas, en apariencia, a través del sistema nervioso y usa este sistema en sus actos extremadamente complicados de comunicaciî con todas las partes del cuerpo, hasta con cada célula de su cuerpo —todavía es un misterio para la ciencia qué tipo de interacción hay entre el espíritu y el cuerpo, incluyendo, especialmente, el cerebro—. Cualquier tipo de fallo en cualquier parte del cuerpo, que cause la muerte, también puede ser suficiente para que el sistema nervioso deje de operar. Sin embargo, como se estableció científicamente, ciertas células del cerebro continúan viviendo durante algún tiempo más después de la muerte. Los científicos han estado haciendo estudios para recibir señales del cerebro tras la muerte a través de esas células. Si tienen éxito haciendo esto y pueden descifrar esas señales, será útil, especialmente, en la criminología, trayendo a la luz los crímenes cuyos autores han quedado sin conocerse. O, la misma clase de información quizás pueda obtenerse descifrando los genes de esa persona. Los siguientes versos del Corán, que nos cuentan cómo, durante la época del Profeta Moisés, que la paz esté con él, Allah revivió a un asesinado, que informó sobre su asesino, nos sugieren esto:

Cuando Moisés le dijo a su pueblo, «Allah os ordena sacrificar una vaca»... ellos la sacrificaron, algo que ya habían hecho. Y cuando mataron un alma viva, y pelearon con ella —Allah reveló lo que estaban ocultando— así dijimos: «Golpéenla con una parte de ella»; incluso así Él trae a la vida a los muertos y les muestra Sus signos, que quizás pudieron haber entendido (2:67, 71-73).

Ya que, en realidad, es el espíritu el que sufre penas y se siente feliz y ya que en el mundo intermedio el espíritu continuará su relación con el cuerpo a través de sus partículas esenciales que quedarán sin pudrirse, no tiene sentido discutir si el espíritu, el cuerpo o ambos sufrirán los «tormentos de la sepultura». Sin embargo, como se señaló arriba, Allah reconstruirá a la gente el Día del Juicio Final con aquellas partículas esenciales de sus cuerpos y serán reconstruidos en la «mañana» de la vida eterna.

Ya que el espíritu experimenta la vida mundana junto con todo el cuerpo y comparte todas sus alegrías y dolores con él en el mundo, Allah Todopoderoso resucitará a la gente corporal y espiritualmente. Las Ahl al-Sunna wa al-Yamaa1 están todas de acuerdo en que el espíritu y el cuerpo irán juntos al Paraíso o al Infierno. Allah construirá cuerpos con formas propias del Más Allá en donde todo estará vivo: Esta vida del mundo sólo es un pasatiempo y un juego. ¡Mirad! El hogar del Más Allá, esa es la vida si sólo lo supieran (29:64).

Los espíritus en el mundo intermedio nos verán y nos oirán a condición de que Allah se los permita. Si Allah lo quiere, puede permitirle a la gente santa ver y oírlos y comunicarse con ellos.

Después de nuestra muerte de su registro de actos no se cierra. Si ha dejado atrás hijos buenos y virtuosos, libros o instituciones con las cuales la gente continúa beneficiándose o si ha educado a gente beneficiosa para la humanidad o contribuido a su educación, su recompensa continuará aumentando. Si, por el contrario, lo que ha quedado de él consiste en cosas malas, entonces sus pecados también continuarán acumulándose mientras estos sigan siendo dañinos para la gente.

Así que, para ser beneficiosos con nuestros seres queridos que se han ido al otro mundo, deberíamos tratar de ser buenos herederos de ellos. Ayudando a los pobres, tomando parte en los servicios Islámicos y llevando una vida buena y virtuosa, y especialmente pasando el tiempo en la promoción del Islam y los buenos musulmanes en particular y los otros sin dañar a la humanidad en general, desde la herencia que han dejado, podemos causar el aumento de su recompensa.



1. Ahl al-Sunna wa al-Yamaa hace mención a la Gente de la Sunna y la Comunidad que son la gran mayoría de los musulmanes que siguen el camino del Profeta y sus Compañeros.

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